El diezmo en la Biblia: ¿qué es y para quién es?

El diezmo es uno de los temas más mencionados, pero también más debatidos, cuando se habla de fe y finanzas. Muchos creyentes se preguntan: ¿es una práctica obligatoria para los cristianos hoy, o fue un mandato exclusivo para el Antiguo Testamento?

Esta pregunta ha generado posturas diversas en el mundo cristiano. Comprender su verdadero significado bíblico, más allá de tradiciones humanas, es esencial para vivir una vida de adoración y generosidad que agrade a Dios.

En este artículo exploraremos a fondo qué es el diezmo, analizaremos su evolución a lo largo de las Escrituras y descubriremos para quién es esta práctica. Nuestro objetivo es proporcionarte una visión clara y bien fundamentada para que puedas formar tu propia convicción delante de Dios.

El diezmo en la Biblia: ¿qué es y para quién es?

Descargo de responsabilidad: Este artículo tiene fines informativos y educativos basados en un estudio de las Escrituras. No constituye asesoramiento financiero o pastoral personalizado. Para decisiones específicas sobre sus donaciones, se recomienda consultar con líderes espirituales de confianza y buscar guía divina a través de la oración.

¿Qué es el diezmo? Una definición bíblica

En términos sencillos, la palabra «diezmo» significa literalmente «la décima parte» . En el contexto bíblico, se refiere a la práctica de apartar el 10% de los ingresos o de la producción de la tierra para dedicarlo a Dios .

En esencia, el diezmo en la Biblia era un acto de adoración mediante el cual el pueblo de Israel reconocía que todo lo que poseía—sus cosechas, su ganado, sus bienes—era en realidad un regalo de Dios.

Al devolver sistemáticamente una décima parte, expresaban su gratitud y afirmaban el señorío de Dios sobre sus vidas y sus recursos .

El diezmo en el Antiguo Testamento

El diezmo en el Antiguo Testamento no era una sugerencia, sino un mandato bajo la Ley mosaica. Los israelitas estaban obligados a dar el 10% de sus cosechas y ganado para sostener el sistema de adoración .

La primera mención del diezmo en la Biblia se remonta a mucho antes de la Ley de Moisés, cuando Abraham le dio el diezmo de todo a Melquisedec, el sacerdote del Dios Altísimo, como acto de gratitud por la victoria en batalla . Jacob también hizo un voto prometiendo dar a Dios la décima parte de todo lo que recibiera .

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Bajo la Ley, el sistema de diezmos en Israel era más complejo de lo que muchos imaginan. Según varios estudios, existía lo que algunos eruditos interpretan como tres diezmos diferentes:

  • El diezmo para los levitas: Este sostenía a la tribu de Leví, que no recibió herencia territorial porque estaba dedicada al servicio del Tabernáculo y luego del Templo .
  • El diezmo para las fiestas: Este se usaba para celebrar las festividades religiosas en Jerusalén, donde las familias comían y se regocijaban delante de Dios .
  • El diezmo para los pobres: Cada tres años, el diezmo se destinaba a los más necesitados: levitas, extranjeros, huérfanos y viudas .

Al calcular el porcentaje total a lo largo de varios años, algunos estiman que los israelitas podrían haber dado alrededor del 23.3% de sus ingresos si consideramos estos tres diezmos combinados .

El libro de Malaquías contiene uno de los pasajes más fuertes sobre el diezmo, donde Dios acusa a su pueblo de robarlo al retener los diezmos y las ofrendas, y los invita a probarlo trayéndolos al alfolí (el almacén del Templo) .

El diezmo en el Nuevo Testamento: ¿un mandato vigente?

Esta es la pregunta central para muchos cristianos hoy. La respuesta depende de la interpretación que se haga de los textos neotestamentarios.

Algunos sostienen que el diezmo para los cristianos ya no es obligatorio. Argumentan que el diezmo era parte de la Ley mosaica, que fue cumplida en Cristo . Después de la muerte de Jesús, el Nuevo Testamento no ordena ni recomienda un sistema de diezmo legalista .

En lugar de establecer un porcentaje fijo, el principio para los creyentes es dar «según haya prosperado» y «como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre» (2 Corintios 9:7.

Otros, sin embargo, creen que el diezmo en el Nuevo Testamento sigue siendo un principio válido. Señalan que Jesús mismo afirmó la práctica del diezmo cuando reprendió a los fariseos por hacerlo sin descuidar lo más importante de la Ley: la justicia, la misericordia y la fe (Mateo 23:23) .

Argumentan que el diezmo precedió a la Ley mosaica (con Abraham) y fue afirmado por Jesús, por lo que representa un principio permanente de adoración .

¿Diezmo u ofrenda? Entendiendo la diferencia

Es importante distinguir entre estos dos conceptos, ya que en la Biblia no son lo mismo:

  • El diezmo: Era el 10% específico que pertenecía a Dios por derecho . Era una obligación moral bajo el Antiguo Pacto .
  • La ofrenda: Eran donaciones voluntarias que iban más allá del diezmo, dadas con un espíritu de gratitud y adoración .

Mientras que el diezmo se describe principalmente como un deber, las ofrendas son principalmente una expresión de gratitud a Dios .

¿Para quién es el diezmo? El destino de los recursos

Según el modelo bíblico, los recursos del diezmo tenían destinatarios específicos:

  1. Los levitas y sacerdotes: Como no tenían herencia territorial, su sustento provenía de los diezmos del pueblo . A su vez, los levitas daban el diezmo de lo recibido a los sacerdotes .
  2. Los necesitados: Cada tres años, el diezmo se destinaba específicamente a ayudar a los más vulnerables de la sociedad: extranjeros, huérfanos y viudas .
  3. La obra de Dios: El propósito fundamental del diezmo era—y sigue siendo—avanzar el evangelio y sostener la obra ministerial .

En el contexto actual, muchas comunidades cristianas utilizan los diezmos para pagar salarios de pastores, actividades evangelísticas, misiones y producción de materiales para extender el mensaje cristiano .

Preguntas frecuentes sobre el diezmo

Existen perspectivas diferentes. Algunas tradiciones cristianas consideran que el principio del diezmo sigue vigente como un mínimo recomendado . Otras enfatizan que los creyentes están bajo la gracia y deben dar generosamente según hayan prosperado, sin sentirse limitados por un porcentaje legalista . Ambas posturas coinciden en que la actitud del corazón—la alegría y la gratitud—es más importante que el porcentaje exacto .

La Biblia no especifica este detalle. Quienes practican el diezmo usualmente lo calculan sobre sus ingresos totales, pero esta es una convicción personal que cada creyente debe formar delante de Dios .

Si tu situación económica no te permite alcanzar ese porcentaje, recuerda el principio del Nuevo Testamento: Dios valúa la proporción y la actitud, no solo la cantidad. Jesús elogió a la viuda que dio dos pequeñas monedas, no porque fuera mucho, sino porque era todo lo que tenía . Comienza con lo que puedas y pide a Dios sabiduría para administrar tus recursos.

En el Antiguo Testamento, el diezmo se llevaba al «alfolí» o almacén del Templo . Hoy, la mayoría de los creyentes lo destina a su congregación local para sostener el ministerio. Algunos, siguiendo el principio de que el diezmo es para la extensión del evangelio, deciden apoyar también a otros ministerios o misioneros que estén haciendo una obra fiel .

Vivir con un corazón generoso

Más allá del debate sobre el porcentaje, la enseñanza bíblica sobre el diezmo apunta a una verdad espiritual profunda: Dios es el dueño de todo . Cuando entendemos que todo lo que tenemos proviene de Él, devolver una parte deja de ser un peso legalista y se convierte en un acto de adoración y confianza.

El principio eterno no es el 10% exacto, sino un corazón generoso que reconoce la provisión divina y responde con gratitud. Esta actitud transforma nuestra relación con el dinero y con Dios, liberándonos de la avaricia y abriéndonos a la bendición de ser canales de sus recursos para su obra en el mundo.

¿Has experimentado la libertad que viene de entender tu rol como administrador de los recursos que Dios te ha confiado? Te animamos a estudiar más las Escrituras y buscar la guía del Espíritu Santo para formar tus propias convicciones sobre este tema tan relevante para tu vida espiritual.

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